29 mar 2011

Caminos y Refugios

Me invaden los sonidos. Las acciones, personas y objetos. Gotas de lluvia que empequeñecerían a Atlas por su peso, tengo que sufrir durante este deceso. Dolores, malhumores, sinsabores, nada que tenga gusto a ti es lo que me espera cuando me dices adiós.

Y si el mundo no te odia ya, lo hará por mí. Inevitable mostrar mi felicidad y mi miedo a ella por ser tan desconocida, por muchos, por todos. Nunca gritaré que te amo a los cuatro vientos, haría temblar las casas de paja y los noviazgos de una semana.

Me has puesto en otro lugar. En el feliz.

Ya dije no ser curador, sanador ni atrevido. Dije ser cagón, poco justo y algo engreído. Pero no importa ya lo que digo, importa como soy, contigo. Eso, y poco más. Poco más.

Que la llave a la libertad está en cada esquina, sé y diré. Sé el camino a tí, y a tu casa, y a tus alegrías. Puedo caminarlos, y evitarlos. Sufren los que caminan con mapas y brújulas, porque son quienes no deciden su camino.

Lo decido contigo.

Y lo decido contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario