1 abr 2011

Maldita

Mi nuevo mundo ha nacido en forma de habitación. Periodos de soledad donde termino acompañándote más que cuando tengo mis manos en tu rostro. Y es que cuando eso, más solo me siento. Imposible olvidar el disfruto de nuestras eternidades de momentos pero también el hecho de que la vuelta es solitaria y me muestra al fin mortal.

Y no me voy corriendo para entender si volveré a verte, simplemente me voy.

Porque tú eres maldita.


Te presentas roja sangre invadiendo mi vitalidad. Si las porquerías están bajo nuestros zapatos en forma de polvo blanco y en cada esquina batallas por gatillar, no queda más que una vida a base de suspirar. Suspiros porque eres maldita.


Destino manifiesto en forma de hijos y de relaciones acabadas, la firma final. Hijos que tendré y cuentas que pagaré, quizá, no lo sé. Celos, reuniones y vidrios rotos. Reproches, castigos y conformidades. Termina de una vez, maldita, con tus maldades. Deja de fomentar mi desconsuelo, de destruirme arrodillándome contra el suelo. Bájate de mi cabeza, de mis sueños. Esfúmate en recuerdos, tal vez en lamentos, por momentos.


Pero mi único destino es escribir, a tí y contigo. Destino apenas manifiesto pero convertido en el peor castigo. Déjame en paz. En un par de brazos.


Maldita.


Maldita realidad.


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