8 abr 2011

Mucho caídos, pocos por volar

Este día opté por el cigarro y la vereda. Por primera vez, ver a la gente pasar sin estar pasando junto a ellos. Serán como yo? ojalá caminen buscando un ave que las saque de su nido. Ja, ni se me ocurriría decir que se vayan a volar, sino que las lleven sobre su lomo. Los que vuelan no caminan, eso es obvio. Solamente están esperando, en la terminal, al pasajero que demuestre tener las alas inexpertas, heridas, perdidas.

Pero cómo concebir a una multitud volando, si la misma ya no ve los pájaros volar? Y eso que incluso hacen ruido para mostrar que ahí están, tristes mas no orgullosos, por ser los pocos en poder confundirse con el cielo. Ah, si pudiera hacerlo con mis amigos, con todos, los que me quieren y los que me juraron el para siempre. Los tomaría de la mano, pero sería inútil.


Porque en su momento no sabía hacerlo. Ni veía a los que podían. Simplemente decidí anestesiarme contra ciertas cosas, imperceptibles. Pero si decidí anestesiarme, era porque al menos yo, podía sentirlas. Y es así, que terminé como yo.


Caído sin haber tomado altura, vencido sin haber participado de lucha alguna. Herido y sin nadie para curarme. Pues a todos les veía la cruz pero nadie sacaba las vendas, solo risas, que nunca faltaban. Y yo feliz, con ese maldito placebo, reía. Irónicamente sólo la mía curaba, lo curaba todo y permitía a ciertos caídos recuperarse e irse, sin mí.


Por eso he decidido por el cigarro y la vereda, y verlos caminar, pasados amigos. Ya no tienen mis risas. Ya no tienen cómo volar.








2 comentarios:

  1. Me gusta mucho lo que vengo leyendo Brian!!. abrazo

    Cipriano el mudo

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  2. Recién veo el comentario: un placer que me leas, abrazo!.

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