6 sept 2014

A dieta

¿Por qué te deseé? ¿Cómo supimos errar de maneras tan obvias? ¿Qué es olvidarte?

Ya no te tengo presente, cada día que pasa lo hace sin saber nada de vos, ninguna novedad. No se qué pensás, qué sentís, cómo estás viviendo tus horas ni qué sucesos te sorprenden a menudo en ellas. Y eso hace que progresivamente te sienta menos, o que te sienta, cada vez más, menos conmigo.

Aún recuerdo tu voz, y tus ojos imposible olvidarlos. La nostalgia es viciosa y es capaz de dividir mares, siempre que del otro lado haya algo que alimente el hambre de recuerdos. Y el olvido no es otra cosa que nuestro apetito de añorar a alguien cerrándose en sí mismo, y dejando de exigir su alimento.

Se me atrofian los lamentos de dejarte de ver, y las fibras más íntimas de a poco vuelven a una intimidad que de hablar sinceramente llamaría soledad, ¡Para qué mentirte!. Y me estoy imaginando hablándote, a una vos imaginaria, que ya no existe. Que existía hace un mes, a una vos que ya reencarnó más de treinta veces y quizá no podría reconocer sus vidas anteriores.

La frialdad empieza a ganar terreno, la tensa calma se adueña de mis suspiros. Ya no me levanto los días esperanzado con volver a verte o deprimido por aceptar que nunca va a pasar. Tampoco me voy a la cama diciéndote "te amo". No podés escucharlo, no podés sentirlo, no podés creerlo. 

Se me está pasando el hambre de vos.