26 jul 2011

Evolución

















  Entre los que no entienden y mueren, los que pretenden entender, no pueden y mueren, los que pueden entender, no quieren y mueren, los que entienden, no lo aceptan y mueren, los que entienden, lo aceptan y mueren, queda poco espacio para lo que todos no sabemos cuándo tiene que pasar, por qué, gracias a quién ni qué precisamente.


  Estamos tan poco avanzados. Solamente avanzamos en el tipo de consumo, que es la unica inercia humana hoy día: Consumir lo básico, lo ocioso que nos entretiene, lo culto que nos sacia el ser masoquista que poseemos algunos, lo banal que cubre un nivel superior de consumismo, los mensajes que todos dicen, pero nadie dice y es peligroso decirlos.


  Tan poco avanzados, que ya es común ver mensajes como este. Y seguir consumiendo.

  

 Ni consumir puedo.                                                                         Estoy jodido.

1 jul 2011

Frías Manos


(Se preguntá cuántas veces ya vivió este frío, esa sensación de...estar entrando al segundo previo de dejar de sentir...algo. Se pregunta cuán pocas veces fue consciente de lo que hacían sus piernas, de lo curioso que resulta ser que la gente pueda ir de acá para allá sin saber que están llevando constantemente sangre a sus piernas y volviendo, yendo y viniendo, como ellos.)

- Acá estoy.

(Mira, como siempre que necesita hacerlo, al cielo. Nubes y poco más, es plena tarde así que las luces del sol juegan con las hojas de los árboles, que hacen lo mismo con algunos pájaros. Se maravilla del poco tiempo que le dedica a esa pintura en sus días. En el resto del tiempo con qué lo hace? con qué lo hizo?. Entonces recuerda por qué está donde está. Y por qué es consciente de la sangre llegando a sus piernas.)

(silencio)

(Ya pasaron algunos segundos desde que dejó de sentir y comienza a sufrir el embate de su por unos segundos anestesiado corazón, que busca volver a su función principal: Dolerle a él. El pecho cobra vida y ahora mismo es consciente que las arterias no soportan el total del caudal de sangre que su sentir tiene para dar. Comienza a dolerle. Su tacto le recuerda dónde está su corazón. Y tal ir y venir de sangre a sus piernas hizo que sus manos se pongan heladas, pero recién ahora lo nota. Se las frota y cierra los ojos.)

(silencio)

(Intentó con todas sus fuerzas decir algo, no tenía qué. Y qué difícil es no tener qué decir cuando se supone que hay que decir algo. Al menos para él, es prácticamente la muerte. Se le escapan el diccionario y los estímulos. O quizá se le mezcla todo y necesita tiempo para estabilizar el nuevo caudal. Aún no tiene qué decir, se siente muerto. Entonces recuerda por qué está dónde está y por qué es consciente que no tiene qué decir)

- Bueno, no sé qué pasará.

(Se lo repite en la cabeza, pero no pudo decir más. Se aproximó a la escalera caracol y sintió el cálido metal. Un escalón menos pero avista millones delante. Increíblemente en cuestión de segundos está ahí, frente la puerta. Otra vez ese dejar de sentir, otra vez sentir las manos frías, otra vez la sangre hacia sus piernas. Otra vez recuerda por qué está dónde está. Y entonces observa por la ventana, no es tan valiente y siempre lo supo. Se ven.)



Y comienzo a dejarme guiar por mi tacto para saber dónde se encuentra mi corazón. A sentir el calor de mi sangre por mis piernas, el dolor en mi pecho por todo lo que no puede esperar para contaminarme por completo. Las manos, prácticamente congeladas. No tengo palabras qué decir y quiero gritar, decido escribir. Admito que no acepto ni elijo, sólo lo hago.

Y entonces recuerdo por qué estoy dónde estoy.

La veo.