28 ago 2014

Caos Postquiebre

En esos momentos donde, sentado, más te movés, más te agitás, más comprendés hasta dónde llegan los pliegues de tu cuerpo. Acelerado pero extremadamente quieto, sintiendo los pelos del cuerpo entonando la canción de los nervios. Seguís quieto, seguís sintiendo las explosiones retenidas en tu cuerpo, deseando detener ese estado de quietud.

La música no ayuda. Lo estático de tu existencia se aprende el ritmo y lo sostiene, lo adapta y altera según sus necesidades, haciéndote no otra cosa que la marioneta de sus deseos. Porque seguís quieto, aunque tu cerebro pide un descanso.

Es inevitable, mil pensamientos se dirigen a una batalla de la que ninguno saldrá vivo. Los cadáveres de tus recuerdos son relamidos por ciertos cuervos y buitres, a quienes algunos llamarían nostalgia. Cada pedazo que se salvó de la matanza es valioso, casi sagrado, y el alimento para que persistas sentado e inanimado.

Y cambiás los temas que suenan en tu cabeza, y la gente pasa a tu alrededor sin preguntarse qué pasa, lo cual ya no te molesta, ya avanzaste. Increíblemente sin realizar un paso es casi seguro que tomás una velocidad nunca antes experimentada, lástima que se logra en un espacio ultrareducido, donde cada avance es un rebote y que sean más rápidos sólo multiplican los golpes que te llevás en el medio.

Flotás, por alguna razón, flotás. Seguís en cambio sin una idea concreta por tu cerebro, todas son imágenes que ves llegar desde lejos e intentás romper antes de ver los rostros que aparecen en ellas. Nace el odio, nace la bronca, lo salvaje, mientras seguís flotando sin decidir tus direcciones ni velocidades. Extrañás la quietud, pero no querés volver a ella.

Otra vez sentado y quieto, lográs reanimar tus extremidades. Te reconciliás con todo, incluso con cosas que no conocés. Te abrazás, te rendís, te rescatás y redimís. Se corta la música, quedás vos con vos mismo, en un duelo cual será ganado por quien dispare primero. 

Pero antes, antes de hacerlo, un último deseo: Volver a ver las imágenes de esas personas que ya no están, y un día les dijiste "te quiero".

26 ago 2011

Vos sos yo

 Hoy me siento un genio, y realmente no se cuánto durará. Este estado narcolépsico raras veces lo vivo así. Se va, se viene y se va y ya dudo, cada vez más, de cuándo se podrá repetir.

 Se pierde, lo veo caer por la rejillas. No puedo retenerlo, el sueño escapa y queda el resto. Vuelvo a sentir los dedos, ya no se mueven como antes. Mi pecho retorna a la vida, pero late menos fuerte. El desenfreno, la locura y las ganas de vivir, se transforman no más que en una distopía difusa, que me espera en el umbral, que cada noche con o sin sol, me acobija por un tiempo.

 Se detienen las piernas, como siempre. Dejé de ser competencia para Verne, unos segundos atrás. Un nóbel se atrofia, y otro se oxida. Los colores en mi mente se agotan, vuelven a la extinción, regresan a su nacimiento que no es más que mi consciencia cuando duermo de noche.

 Tampoco es que en la recaída diaria, piense blancos y sueños. Simplemente, será, dejo de ver los límites intercolores de los arcoiris. Y el mundo me pesa estando arriba de él, el cielo se me oculta aunque mire hacia arriba, quedándome solamente el recuerdo de que alguna vez fue de alguno de esos colores, que ya no veo.



 Quedan las luces, queda la noche sólo para mí. Estarán todos durmiendo, ahora?. Por alguna razón, no puedo nunca no salir a ver la soledad de la noche en las terrazas. Mi deseo más profundo, es que alguna vez, coincidamos todos en nuestro escape nocturno. Saludarnos, vernos conectados por una vez. Y el final no se me ocurre, porque sería la fiesta de las fiestas: sin invitados, con más ideas que alcohol, y con menos actores y más obras de teatro.


 Si supieras, que a veces, te sientes un genio. Si pudiera, mandarte una carta de regreso, contándote de los colores que sé ver cada vez. Y sintieras, mi condena a estar encerrado durante eternas horas, viendo tus lienzos básicos...dejaríamos de existir.


 Hoy me siento un genio.

17 ago 2011

Monólogo de un Viajero

Al destino siempre le juego a las cartas,
le guiño un ojo y lo apuñalo por la espalda.
Construí un hogar con una rosa y treinta poemas,
en vez de alquilar un pen house pero sin biblioteca.

Lo visito cada domingo siempre,
y adoro la calidez de su vientre.
Un grandioso ser que descubrió que siente,
que no importe lo que pase no me miente.

Yo juego de noche con Artemisa al doctor,
y una vez cada cien años me siento el mejor.
Labios de redención y caricias de niña,
para acabar por unos segundos sin vida.

Muere el rufián y el pesimismo que lo jala,
Y a cambio un niño puede encontrar su Valhalla.

26 jul 2011

Evolución

















  Entre los que no entienden y mueren, los que pretenden entender, no pueden y mueren, los que pueden entender, no quieren y mueren, los que entienden, no lo aceptan y mueren, los que entienden, lo aceptan y mueren, queda poco espacio para lo que todos no sabemos cuándo tiene que pasar, por qué, gracias a quién ni qué precisamente.


  Estamos tan poco avanzados. Solamente avanzamos en el tipo de consumo, que es la unica inercia humana hoy día: Consumir lo básico, lo ocioso que nos entretiene, lo culto que nos sacia el ser masoquista que poseemos algunos, lo banal que cubre un nivel superior de consumismo, los mensajes que todos dicen, pero nadie dice y es peligroso decirlos.


  Tan poco avanzados, que ya es común ver mensajes como este. Y seguir consumiendo.

  

 Ni consumir puedo.                                                                         Estoy jodido.

1 jul 2011

Frías Manos


(Se preguntá cuántas veces ya vivió este frío, esa sensación de...estar entrando al segundo previo de dejar de sentir...algo. Se pregunta cuán pocas veces fue consciente de lo que hacían sus piernas, de lo curioso que resulta ser que la gente pueda ir de acá para allá sin saber que están llevando constantemente sangre a sus piernas y volviendo, yendo y viniendo, como ellos.)

- Acá estoy.

(Mira, como siempre que necesita hacerlo, al cielo. Nubes y poco más, es plena tarde así que las luces del sol juegan con las hojas de los árboles, que hacen lo mismo con algunos pájaros. Se maravilla del poco tiempo que le dedica a esa pintura en sus días. En el resto del tiempo con qué lo hace? con qué lo hizo?. Entonces recuerda por qué está donde está. Y por qué es consciente de la sangre llegando a sus piernas.)

(silencio)

(Ya pasaron algunos segundos desde que dejó de sentir y comienza a sufrir el embate de su por unos segundos anestesiado corazón, que busca volver a su función principal: Dolerle a él. El pecho cobra vida y ahora mismo es consciente que las arterias no soportan el total del caudal de sangre que su sentir tiene para dar. Comienza a dolerle. Su tacto le recuerda dónde está su corazón. Y tal ir y venir de sangre a sus piernas hizo que sus manos se pongan heladas, pero recién ahora lo nota. Se las frota y cierra los ojos.)

(silencio)

(Intentó con todas sus fuerzas decir algo, no tenía qué. Y qué difícil es no tener qué decir cuando se supone que hay que decir algo. Al menos para él, es prácticamente la muerte. Se le escapan el diccionario y los estímulos. O quizá se le mezcla todo y necesita tiempo para estabilizar el nuevo caudal. Aún no tiene qué decir, se siente muerto. Entonces recuerda por qué está dónde está y por qué es consciente que no tiene qué decir)

- Bueno, no sé qué pasará.

(Se lo repite en la cabeza, pero no pudo decir más. Se aproximó a la escalera caracol y sintió el cálido metal. Un escalón menos pero avista millones delante. Increíblemente en cuestión de segundos está ahí, frente la puerta. Otra vez ese dejar de sentir, otra vez sentir las manos frías, otra vez la sangre hacia sus piernas. Otra vez recuerda por qué está dónde está. Y entonces observa por la ventana, no es tan valiente y siempre lo supo. Se ven.)



Y comienzo a dejarme guiar por mi tacto para saber dónde se encuentra mi corazón. A sentir el calor de mi sangre por mis piernas, el dolor en mi pecho por todo lo que no puede esperar para contaminarme por completo. Las manos, prácticamente congeladas. No tengo palabras qué decir y quiero gritar, decido escribir. Admito que no acepto ni elijo, sólo lo hago.

Y entonces recuerdo por qué estoy dónde estoy.

La veo.

7 jun 2011

El Único Baile de a Dos

Si es que me quiero queriéndote.

Que te avisto en la multitud y la luz multicolor sólo pone gris el panorama. Que nadie puede taparte, ni relatando dramas. Mi drama eres tú y eres el mejor, pues me haces llorar y no necesito careta. Que mi cara contigo es una, y no eres calva como la fortuna.

No me canso de escibirte, ni de amarte y de serte. Que soy tuyo y lo sabes. Que eres libre y de nadie, que tu cama es un hábitat y tiene solo un habitante.

No contaré mis proezas.
Para eso no son mis letras.

Mis letras son para el temor, tal vez para el amor y seguro para la guerra. Que mi cuerpo es una guerra, y la soledad mi condena. Al menos así no hay bajas, ni consecuencias. Que sin mi el mundo giró años, que le hará otra alma en pena?

Que tampoco soy una.
No tengo pena alguna.

Solo tengo mis pocos años y esta pluma, que me la dió un señor desde las alturas. No puedo hacer más que estos inventos y jugando a la alquimia con los sentimientos, no interesa estar muerto. Que eres más importante que la vida, la muerte, los ángeles de Dios y los cortejos funebres. Que todo eso lo tengo, y te quiero hasta teniéndote.

Si hubiera un sólo angel.
No tendría papel en nuestra novela.

Son pocas palabras y muchos inventos, no me da la cara. Si la tinta fuera oro, yo por tí me quebraría. Y no soy como los insensatos, que pretenden almidonarte con promesas incumplibles.

Que no te prometo nada.
Tú tampoco lo hagas.

No se qué hablo de idiotas, los conoces a montones y no han hablado de mí. Ellos no me conocen, pero yo los veo es tus ojos. Tu deseo es mío, al menos hasta que cierre los míos. Poco hilo ya me queda, pero es que contigo las palabras vuelan.

Y me encuentran a la mañana.
No necesitan salir de la cama.

Y perdón si me pongo explícito, no lo hago porque lo necesito, lo hago porque lo hago. Que no te necesité nunca, y aquí me tienes presentado. No tengo cuotas de amores, hipotecados corazones ni para otras canciones. Soy libre y tuyo, soy de nuestras pasiones.

 

Todo eso lo tengo.

Y te quiero hasta teniéndote.

11 may 2011

Odios


Odio el escribir sólo una parte y tener que mostrarlo.
Odio el leer poco y nada y tener que admitirlo
Odio caminar mucho y saber que es tarde.
Odio que me cueste tanto explicarme.
Odio que todo me sea tan simple.
Odio que mi vida sea excusa.
Odio ser un maldito niño.
Odio tener que decirlo.
Odio mostrarlo hoy.
Odio la tardanza
Odio la vida.
Odio esto.
Odio.