Entraste al bazar, buscando lo que todos. Hasta que entienden que no
hay que buscar, que eso, parte de nosotros. Será que hay gente más
enamorable que otras? que las diferencias son minúsculas, pero
signfiicantes? una mirada, una boina, unos labios, unas palabras, un
suspiro, en gemido.
Tengo que confesarte algo: nunca
entraste aquí, este local no tiene escape, no tiene entrada. Vivimos
aquí toda la vida, a veces nos olvidamos y buscamos. Generalmente sólo
caminamos, y encontramos verdades. Como ésta. Que a veces no nos vamos,
solo nos corremos a donde no da la luz, con alguien. Y pretendemos que
la oscuridad del deseo pueda aplacar los destellos lujuriosos de un
corazón maldito intentando decir que existe. Y todo es una excusa.
Porque
éso no se compra, ya dije, se intercambia. Una fantasía por un miedoso,
un capricho por una mentira, una creencia por un olvido, una vida por
un beso.
Y yo estoy aquí, parado, con mi mejor traje y mi cartel con el precio.
Si
ves el cartel vacío, blanco, es porque no me necesitas. Quizá nunca,
mañana. Tal vez no esté, para acompañarte a donde no da la luz, y
entonces olvidas y te pones a buscar. Si tan sólo me hubieras
encontrado, entenderías que no se compra.
Pero en cambio,
si se dió, que tengas algo que me hace bien, un suspiro de amor,
entonces verás algo en el cartel. Borroso. Acércate y lee, no tengas
miedo. Si tienes miedo, seguirás caminando: de eso tengo suficiente, no
necesito que me lo den, sigue tu camino. Quizá, algún caprichoso te
encuentre y te siga a la oscuridad. Un caprichoso que quiera miedo, que
yo soy de los que no.
Y si por esas cosas, eres de las
pocas, que quiere divisar qué dice el cartel, podrás leer. Porque para
leerlo, deberás tener lo que busco: deberás ser caprichosa, un poco.
Ignorar la conducta del resto. Comediante de lo propio. Dueña de tus
ojos, esclava de tu cuerpo. Inquieta, pero tanto como yo. Tener dudas, y
la certeza de indagar para que vengan nuevas, para desentrañarlas
juntas. Transfórmame de tu gran duda a tu compañero. Ten la confianza de
leer lo que otros no, y podrás.
Pero no pienses en qué puedes tener para darme, que al miedo hay un paso y hay otros alla esperando que lo des.
Entonces leerás el cartel, y si tenemos suerte, dirá tu nombre. O una palabra. Un sentimiento, un suspiro, un gemido.
Arrebátame el cartel, y seré tuyo esa noche.
Iremos
a la oscuridad, sin darnos cuenta. O por qué no, nos amemos en la parte
mas luminosa, disfrutando de nosotros. Los cuerpos, y algo más. La
pasión, y mucho más. De esos pequeños, minúsculos detalles tan
significantes, que sólo me alcanzan las palabras para generar la intriga
de saber lo que son, porque como Dios, no hay pruebas de ello y solo
queda creer, en que puedo, por una noche, ser el salvador.
Despierta. Y búscame denuevo.
Quizá puedas volver a leer el cartel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario